lunes, 27 de agosto de 2012

Rehabilitando a seres especiales



Si tomamos en consideración que son los niños  quienes típicamente disfrutan  más una gira en el zoológico y dejan volar su imaginación en cada colección que visitan, no hay duda que la conservación de las especies tiene varios propósitos. En la Isla, contamos con el Zoológico de Puerto Rico Dr. Juan A. Rivero y la misión de conservar las especies se logra a través de diversos proyectos e iniciativas. Una de las principales es la operación del primer Centro de Rehabilitación de Mamíferos Marinos (CRMM) en el país. Este peculiar “hospital” tuvo sus inicios en el año dos mil dos al recibir una foca encapuchada del Ártico que presentaba un cuadro clínico bastante complicado. Pese a todos los esfuerzos realizados por el personal del único parque temático en el país, la ruptura en el intestino de Wiwa  provocó que a los pocos días de recibir tratamiento muriera.

La experiencia de cuidar a un mamífero marino como Wiwa, sentó  las bases para que el personal del zoológico decidiera organizar formalmente esta unidad. En aquel entonces, el centro estaba compuesto por el modesto edificio que todavía hoy constituye la oficina principal y una piscina plástica. Según relató el director y curador general del parque, que es operado por la Compañía de Parque Nacionales de Puerto Rico (CPNPR), el medico veterinario Luís Figueroa, fue Stella, un lobo marino suramericano el paciente que les dio el animo y convicción para seguir adelante con el proyecto. Su estadía en el centro fue prolongada, pero los cuidados y atenciones que recibió por parte de los empleados y voluntarios indiscutiblemente garantizaron su recuperación exitosa. Actualmente Stella vive en un zoológico en la ciudad de Orlando en el estado de la Florida donde tuvo a su cría Hanz, el primer “nieto” de los encargados de su tratamiento.

 Con el transcurso del tiempo  el proyecto fue creciendo y recibiendo la colaboración del Departamento de Recursos Naturales y Asuntos Ambientales (DRNA) cuyos vigilantes se encargan de alertar al zoológico de la red de  varamientos y transportan las especies hasta las facilidades del parque que ubica en el barrio Miradero en Mayagüez. Según comentó el Dr. Figueroa, la necesidad de conservar las especies no se circunscribe a los mamíferos marinos, de hecho, en estos ocho años en operación han atendido sobre diez pelícanos, un falcón común, fragatas y varias especies de anfibios y reptiles. Recientemente, el centro que actualmente cuenta con nueve piscinas y mas personal voluntario, recibió la difícil encomienda de salvar a una orca pigmea cuyo diagnostico fue reservado desde el primer día, al presentar una fuerte infección parasítica. A pesar de los esfuerzos, la ballena, de aproximadamente seiscientas libras y siete pies de largo, murió.  Este acontecimiento, al igual que la custodia de un carey encontrado en la costa de Aguadilla provocó el interés de la ciudadanía en el zoológico más allá de visitarlo y las donaciones para la operación de la unidad especializada aumentaron. Sin embargo, el veterinario insistió en la necesidad de contar con más voluntarios y padrinos para salvaguardar la operación óptima  la seguridad y bienestar de las especies que mantienen.

Es importante destacar, que es  el Zoológico de Puerto Rico Dr. Juan A. Rivero el único  centro con licencia para atender delfines, ballenas, manatíes focas y lobos marinos en la Isla. Lo que posiciona a la institución en un sitial especial, ya que éste privilegio le permite hacer investigaciones y proyectos con otros zoológicos en el continente. De hecho, el centro de rehabilitación de mamíferos marinos, recibe la colaboración  y apoyo de otros expertos en los Estados Unidos e Islas Vírgenes. De igual manera, es preciso enfatizar en que los visitantes no tienen acceso al centro debido a reglamentaciones federales  y estatales. No se puede pasar por alto el hecho de que se trata de una unidad especializada en atender organismos vivientes enfermos y el riesgo de contagio para los cuidadores, voluntarios y demás participantes es probable aunque infrecuente. Así las cosas los ciudadanos que deseen ser parte del centro pueden hacerlo a través de donaciones, en metálico o de equipo. De hecho, el veterinario insistió en la necesidad de uno o más calentadores para piscina al igual que congeladores. Estas donaciones pueden ser canalizadas mediante el programa de adopción del Zoológico; una iniciativa que permite al ciudadano o empresa adoptar  uno o más animales. A través de su aportación se adquirirán alimentos, medicamentos y demás útiles necesarios para  garantizar el cuido y seguridad de los otros ciudadanos de La Sultana del Oeste. Según se supo, antes de culminar el dos mil once, la CPNPR realizará una inversión sustancial para desarrollar el CRMM que incluye la adquisición  de nuevas piscinas, acondicionadores de aire, equipo y ornato. En adición continúan fortaleciendo los acuerdos colaborativos con el Recinto Universitario de Mayagüez  y la Universidad Interamericana Recinto de Bayamón 

Para los puertorriqueños es un privilegio contar con una institución dedicada al cuido y conservación de las especies. En tiempos cuando es cada vez más frecuente el maltrato contra los animales, más que pertinente, es un deber ciudadano cuidar y velar por la seguridad de estos y a su vez apoyar a quienes se encargan de mantener colecciones impresionantes para el disfrute y educación de los residentes y visitantes. El Zoológico de Puerto Rico, es el laboratorio no invasivo más grande del Caribe, su rol educativo es evidente e indiscutible. Ciertamente un jardín zoológico, como el nuestro, puede ser un salón de clases excelente y muy diferente. De hecho, el doctor Figueroa exhortó a la ciudadanía a visitar el zoológico con doble propósito: educativo y recreativo. La recreación del individuo a través del buen uso de los recursos naturales y demás componentes del medio ambiente fomenta  una mejor calidad de vida. Es incuestionable que los zoológicos no son solo centros de sana diversión, también son centros educativos por excelencia. Y esta es precisamente una de las misiones de nuestro Zoológico y el Centro de Rehabilitación de Mamíferos Marinos. Según Figueroa -“la función principal de un zoológico que goce de buena reputación es hacer del mismo un centro enfocado en la conservación de las especies. Es nuestro deber encargarnos de cada uno de los animales que componen nuestras colecciones y garantizar que cumplen su  propósito; divertir, educar y darle la oportunidad al visitante de realizar un viaje imaginario a su lugar de origen”.  

Indudablemente el parque ha despuntado con paso firme siendo parte  de proyectos de envergadura e interés científico a nivel mundial como el Genome 2000 que permite analizar el origen genético de las especies en cautiverio. Mediante este proyecto se puede investigar el origen de los primeros chimpancés en la Isla entre otros importantes datos. También se lidera el proyecto del Genoma de la Cotorra Puertorriqueña, el que posicionará al siempre llamado Colegio y al Zoológico en un lugar privilegiado dentro de la comunidad científica. No caben dudas que la aportación de los puertorriqueños enriquece el espectro del conocimiento. Por lo tanto queda de nuestra parte, aportar y apoyar la gestión de instituciones como el Zoológico de Puerto Rico Dr. Juan A. Rivero. Futuras generaciones querrán visitar al elefante Mundi, o al león Xabo o al carey que fue atendido en el CRMM.  Tras ser blanco de un atentado perdió la visión y  se ha convertido en uno de los ayudantes por excelencia para que los empleados del zoológico cumplan su cometido de educar a la población sobre la explotación de las especies en peligro de extinción y el daño que el ser humano les provoca al mostrarse irrespetuoso e insensible. Todos podemos ser amigos del Zoológico. Para más información puede comunicarse al (787) 832- 6330/834-8110.  

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