Si
tomamos en consideración que son los niños quienes típicamente disfrutan más una gira en el zoológico y dejan volar su
imaginación en cada colección que visitan, no hay duda que la conservación de
las especies tiene varios propósitos. En la Isla, contamos con el Zoológico de
Puerto Rico Dr. Juan A. Rivero y la misión de conservar las especies se logra a
través de diversos proyectos e iniciativas. Una de las principales es la
operación del primer Centro de Rehabilitación de Mamíferos Marinos (CRMM) en el
país. Este peculiar “hospital” tuvo sus inicios en el año dos mil dos al
recibir una foca encapuchada del Ártico que presentaba un cuadro clínico
bastante complicado. Pese a todos los esfuerzos realizados por el personal del
único parque temático en el país, la ruptura en el intestino de Wiwa provocó que a los pocos días de recibir
tratamiento muriera.
La experiencia de cuidar a un mamífero marino como Wiwa, sentó las bases para que el personal del zoológico
decidiera organizar formalmente esta unidad. En aquel entonces, el centro
estaba compuesto por el modesto edificio que todavía hoy constituye la oficina
principal y una piscina plástica. Según relató el director y curador general
del parque, que es operado por la Compañía de Parque Nacionales de Puerto Rico
(CPNPR), el medico veterinario Luís Figueroa, fue Stella, un lobo marino
suramericano el paciente que les dio el animo y convicción para seguir adelante
con el proyecto. Su estadía en el centro fue prolongada, pero los cuidados y
atenciones que recibió por parte de los empleados y voluntarios
indiscutiblemente garantizaron su recuperación exitosa. Actualmente Stella vive
en un zoológico en la ciudad de Orlando en el estado de la Florida donde tuvo a
su cría Hanz, el primer “nieto” de los encargados de su tratamiento.
Con el transcurso del tiempo el proyecto fue creciendo y recibiendo la
colaboración del Departamento de Recursos Naturales y Asuntos Ambientales
(DRNA) cuyos vigilantes se encargan de alertar al zoológico de la red de varamientos y transportan las especies hasta
las facilidades del parque que ubica en el barrio Miradero en Mayagüez. Según
comentó el Dr. Figueroa, la necesidad de conservar las especies no se circunscribe
a los mamíferos marinos, de hecho, en estos ocho años en operación han atendido
sobre diez pelícanos, un falcón común, fragatas y varias especies de anfibios y
reptiles. Recientemente, el centro que actualmente cuenta con nueve piscinas y
mas personal voluntario, recibió la difícil encomienda de salvar a una orca
pigmea cuyo diagnostico fue reservado desde el primer día, al presentar una
fuerte infección parasítica. A pesar de los esfuerzos, la ballena, de
aproximadamente seiscientas libras y siete pies de largo, murió. Este acontecimiento, al igual que la custodia
de un carey encontrado en la costa de Aguadilla provocó el interés de la
ciudadanía en el zoológico más allá de visitarlo y las donaciones para la
operación de la unidad especializada aumentaron. Sin embargo, el veterinario
insistió en la necesidad de contar con más voluntarios y padrinos para
salvaguardar la operación óptima la
seguridad y bienestar de las especies que mantienen.
Es importante destacar, que es el
Zoológico de Puerto Rico Dr. Juan A. Rivero el único centro con licencia para atender delfines,
ballenas, manatíes focas y lobos marinos en la Isla. Lo que posiciona a la
institución en un sitial especial, ya que éste privilegio le permite hacer
investigaciones y proyectos con otros zoológicos en el continente. De hecho, el
centro de rehabilitación de mamíferos marinos, recibe la colaboración y apoyo de otros expertos en los Estados
Unidos e Islas Vírgenes. De igual manera, es preciso enfatizar en que los
visitantes no tienen acceso al centro debido a reglamentaciones federales y estatales. No se puede pasar por alto el
hecho de que se trata de una unidad especializada en atender organismos
vivientes enfermos y el riesgo de contagio para los cuidadores, voluntarios y
demás participantes es probable aunque infrecuente. Así las cosas los
ciudadanos que deseen ser parte del centro pueden hacerlo a través de
donaciones, en metálico o de equipo. De hecho, el veterinario insistió en la
necesidad de uno o más calentadores para piscina al igual que congeladores.
Estas donaciones pueden ser canalizadas mediante el programa de adopción del
Zoológico; una iniciativa que permite al ciudadano o empresa adoptar uno o más animales. A través de su aportación
se adquirirán alimentos, medicamentos y demás útiles necesarios para garantizar el cuido y seguridad de los otros
ciudadanos de La Sultana del Oeste. Según se supo, antes de culminar el dos mil
once, la CPNPR realizará una inversión sustancial para desarrollar el CRMM que
incluye la adquisición de nuevas
piscinas, acondicionadores de aire, equipo y ornato. En adición continúan
fortaleciendo los acuerdos colaborativos con el Recinto Universitario de
Mayagüez y la Universidad Interamericana
Recinto de Bayamón
Para los puertorriqueños es un privilegio contar con una institución
dedicada al cuido y conservación de las especies. En tiempos cuando es cada vez
más frecuente el maltrato contra los animales, más que pertinente, es un deber
ciudadano cuidar y velar por la seguridad de estos y a su vez apoyar a quienes
se encargan de mantener colecciones impresionantes para el disfrute y educación
de los residentes y visitantes. El Zoológico de Puerto Rico, es el laboratorio
no invasivo más grande del Caribe, su rol educativo es evidente e indiscutible.
Ciertamente un jardín zoológico, como el nuestro, puede ser un salón de clases
excelente y muy diferente. De hecho, el doctor Figueroa exhortó a la ciudadanía
a visitar el zoológico con doble propósito: educativo y recreativo. La
recreación del individuo a través del buen uso de los recursos naturales y
demás componentes del medio ambiente fomenta
una mejor calidad de vida. Es incuestionable que los zoológicos no son
solo centros de sana diversión, también son centros educativos por excelencia.
Y esta es precisamente una de las misiones de nuestro Zoológico y el Centro de
Rehabilitación de Mamíferos Marinos. Según Figueroa -“la función principal de un zoológico que goce de buena reputación es
hacer del mismo un centro enfocado en la conservación de las especies. Es
nuestro deber encargarnos de cada uno de los animales que componen nuestras
colecciones y garantizar que cumplen su
propósito; divertir, educar y darle la oportunidad al visitante de
realizar un viaje imaginario a su lugar de origen”.
Indudablemente el parque ha
despuntado con paso firme siendo parte de proyectos de envergadura e interés
científico a nivel mundial como el Genome 2000 que permite analizar el origen
genético de las especies en cautiverio. Mediante este proyecto se puede investigar
el origen de los primeros chimpancés en la Isla entre otros importantes datos.
También se lidera el proyecto del Genoma de la Cotorra Puertorriqueña, el que
posicionará al siempre llamado Colegio y al Zoológico en un lugar privilegiado
dentro de la comunidad científica. No caben dudas que la aportación de los
puertorriqueños enriquece el espectro del conocimiento. Por lo tanto queda de
nuestra parte, aportar y apoyar la gestión de instituciones como el Zoológico
de Puerto Rico Dr. Juan A. Rivero. Futuras generaciones querrán visitar al
elefante Mundi, o al león Xabo o al carey que fue atendido en el CRMM. Tras ser blanco de un atentado perdió la
visión y se ha convertido en uno de los
ayudantes por excelencia para que los empleados del zoológico cumplan su
cometido de educar a la población sobre la explotación de las especies en
peligro de extinción y el daño que el ser humano les provoca al mostrarse
irrespetuoso e insensible. Todos podemos ser amigos del Zoológico. Para más
información puede comunicarse al (787) 832- 6330/834-8110.
No hay comentarios:
Publicar un comentario